18.5.07

Inocencia minada.

La inocencia de un niño es inexplicable. El asombro que su carita puede expresar al ver algo nuevo, curioso o que llame su atención porque no está dentro de las cosas de su mundo, alimentan su curiosidad y por un momento el asombro hace que se olvide de su realidad. De su mente se borra la pobreza y el trabajo, porque es un niño y ya tiene que trabajar. Con "golpes de vida" poco a poco esa inocencia que hace unos instantes lo maravilló se va perdiendo, se va minando.

Anda por las calles, mochila a la espalda, con su madre, vendiendo platos de cerámica para sostenerse, para mal comer y para engrosar las filas de miles de indígenas que migran a la ciudad. Y se va asombrado y vuelve a voltear para ver esa canasta. Una canasta que sostenida con un cordel, que se columpia desde la ventana de un tercer piso. Su asombro se fincó, cuando vió que la canasta sirve para subir y bajar cosas de calle a la venta y de la ventana a la calle, de un edificio rosa en la Condesa, del "Edificio Rosa".


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