13.4.08

Lavado de autos

A diario las estampas cotidianas de esta ciudad, me dejan boca abierta.

En una sala de espera una pareja, dispareja. Ella mayor que él... unos 7 años, él un vividor de mas o menos 34. Ella una mujer esperanzada a la mirada de aquel hombre. Ese hombre en menos de 5 minutos dijo más con sus movimientos y actitudes la justificación a esa relación.

Aún no puedo entender que lleva a muchas mujeres hacer eso. ¿Ansiedad, deseperación, miedo...? La soledad no siempre es la mejor compañía, pero tener que soportar eso es verdaderamente vergonzoso. ¿Qué vi? Sumisión y dominio, temor y bribonería, abuso y cinismo.

Ella es la dueña del auto último modelo que no maneja y quien pago el servicio de lavado. Él maneja el auto, no paga el servicio y se embolsa el cambio de un billete de $200.

Llamaron mi atención por su actitud y vestimenta. Ella con un gusto sencillo y semiformal, él de jeans, con la pose "el mundo a mis pies" y unos tenis Converse. Y eso detonó: ¿porque las mujeres podemos llegar a esas escenas tan patéticas?